La nafta en Argentina es la segunda mas cara de la región
Cinco meses de gobierno fueron más que suficientes para que los sectores de poder que representa el presidente Macri, lograron transformar el país mediante aquel cambio anunciado entre la euforia post- electoral por la gobernadora Vidal, cuando dijo “cambiamos presente por pasado”.
Efectivamente, el cambio se produjo, y quienes ya no soportaban la cadena nacional, tienen ahora un país con tres millones más de pobres, con cientos de miles de nuevos desocupados, con tarifas públicas acompañando a los combustibles líquidos que hoy son los más caros de la región después de Uruguay.
Un informe realizado al 2 de mayo del corriente año por “Global Petro Prices” indica que en Argentina el litro de nafta, después de los cuatro aumentos sucesivos que el combustible tuvo entre enero y mayo, cuesta 1,22 dólares en promedio, precio que en la región sólo es superado por el de Uruguay, donde el valor alcanza los 1,39 dólares.
Otros precios en la región suministrados por el mismo informe, siempre tomando el dólar como moneda de referencia, son: en Ecuador 0,39; Bolivia 0,56; Venezuela 0,60; Puerto Rico 0,65; Panamá 0,68; Colombia 0,69; El Salvador 0,74; Guatemala 0,78; México 0,81; Guyana 0,83; Haití 0,83; Perú 0,86; Canadá 0,91; paraguay 0,91; Honduras 0,93; Costa Rica 0,96; Nicaragua 0,98; Brasil 1,07; Chile 1,11; Argentina 1,22 y Uruguay 1,39.
Además, pese a la brusca caída que tuvo en los mercados internacionales el precio del barril de petróleo, en Argentina los combustibles líquidos siguieron aumentando su valor; ocurrió este año durante los meses de enero 6%; marzo 6%; abril 6% y mayo 10%. Acumulado, el incremento registrado en lo que va del año alcanza el 31%.
Seguramente todo esto es parte de ese “sinceramiento” de la economía del que todos los días nos habla el gobierno de Macri. En su concepción ideológica sincerar la economía significa que el pobre debe vivir y morir pobre, que la universidad es sólo para los hijos de los ricos; que son también quienes tienen los derechos ya que los pobres sólo tienen obligaciones. El auto, la casa y las vacaciones son ambiciones desmedidas para cualquier trabajador, que en el mejor de los casos sólo debería aspirar a una mala bicicleta o a un buen par de alpargatas.
“Sino tienen para pagar la nafta que no consuman”, dijo el ministro Aranguren, y sino hay para pagar el gas volverá el brasero y si tampoco hay para pagar la electricidad la cosa comienza a complicarse, porque la tele no se puede enchufar en una vela y sino hay tele los amigos del presidente pueden llegar a perder mucho dinero y eso como argentinos bien nacidos no lo podemos permitir.
Basta observar lo que pasa en los medios de alcance nacional hace un mes que sólo se habla de Lázaro Baez, pero nadie dice una palabra de las empresas offshore del presidente y casi todo su gabinete en Panamá, utilizadas para lavar dinero y evadir impuestos en su propio país. El presidente y sus amigos son intocables, los corruptos son los que se fueron y los amigos de los que se fueron y un ejemplo de ello es precisamente Lázaro Baez, condenado ya mediáticamente, aunque tenemos nuestras dudas si también lo será judicialmente; primero porque no podemos afirmar que sea culpable y segundo, si lo fuese, tiene más que suficiente dinero como para comprar voluntades y sabemos de muchos hombres de la justicia que está en liquidación.