Histórica clasificación a las finales de Defensores de Salto

(Por Cristian A. Provensal) – El Loro de Salto viajó a Chivilcoy sabiendo que para seguir en carrera debía ganar, esperar que no triunfe Belgrano, en San Nicolás, frente al ya eliminado Camioneros y aparte, que pierda Cruz del Sur de Bariloche o empate o pierda San Martín de Mendoza. Nada sencillo…
Y se dio. Fue todo como lo puede haber soñado la noche anterior un hincha. Se dio como una película. Una película con final feliz.
Defensores salió a jugar el partido como si fuese una final. Desde lo actitudinal, pero también, y sobre todo, desde lo futbolístico. Es cierto que podría haber arrancado perdiendo a los 4 minutos del primer tiempo, después de una jugada hermosa de ese jugador distinto que es Franco Cáseres, pero el 9 local, Selpa, cabeceó afuera cuando solo debía embocar el arco. A partir de ahí todo fue del equipo de Spontón. Hubo buena circulación, triangulaciones, llegadas. Fútbol. Mucho fútbol. Y Ermini pateó por encima del horizontal, estuvo cerca Hazaña dos veces, una después de una correcta habilitación de Defrancesco (¿le hacen penal antes al grandote Loro?), y después llegó el gol anulado a Ermini tras excelente pase de Saucedo (desde nuestra posición, sin estar en la línea, nos pareció perfectamente habilitado). Enseguida una exquisita pared a un toque entre Hazaña y Defrancesco que terminó con un buen disparo del volante del equipo de Salto y el arquero local, Lungarzo, sacó al córner. Defensores era un aluvión de fútbol. Y encima, a los 27 minutos, G. Calógero expulsó a Damelio, del local, por agresión al imparable Hazaña, que si su primer tiempo era para 10, fue para 11 después de marcar lo que sería el único gol del partido a los 41 del primer tiempo…
Nadie quería decir nada. Pero muchos ya sabían que Belgrano empataba sin goles con Camioneros y San Martín de Mendoza caía 2 a 0. Pero faltaba mucho. En estas circunstancias los minutos se transforman en horas, y todavía quedaban 45 minutos en las tres canchas…
El segundo tiempo fue otra historia. No porque el equipo saltense haya jugado mal, sino que el Rojo fue muy distinto. Salió a empatar, aún sabiendo del hombre de menos, arriesgando en alguna contra. Y era golpe por golpe. Aunque en los segundos 45 minutos la mayor cantidad de jugadas de riesgo se suscitaron en el arco defendido por Gizzi. Cáseres se la picó al arquero Loro y Orellana despejó en la misma línea. El palo le dijo que no al dueño de casa y en una contra Defrancesco pasó entre dos jugadores locales y frente al arco remató desviado. Los minutos pasaban, y la película seguía siendo como en el sueño. No había gritos en San Nicolás y San Martín seguía perdiendo. Pero ni tiempo a pensar había, porque se venía el equipo de Salvaggio. Y chocaba con la defensa, con Gizzi y su falta de puntería. Había espacios para una contra más. Y allá fue Nico Iocco, pero Lungarzo, de manera formidable, envió al córner y ahogó el segundo grito Loro. Ya había caído San Martín. Se terminaba en San Nicolás. Todo redondito. Como en el sueño, ¿recuerda?. Pero en el minuto 46 se quedaron los saltenses presentes en Chivilcoy sin aire. Porque creanlo, la pelota se metía en el arco de Gizzi, era el empate. Pero esa señora llamada Justicia, que muchas veces falta a la cita, se hizo presente y el palo le dijo que no a Independiente. Y de ahí al festejo interminable fue cuestión de segundos….interminables también, pero sucedieron y el Loro gritó feliz. Si fue una «HAZAÑA», un sueño o una película lo dejo a criterio de los lectores.
Lo concreto es que hoy el equipo de Spontón jugó como se le reclamaba. Pudo terminar empatando, es cierto. Pero eso no habría cambiado el análisis. No faltó actitud, fútbol hubo en todos los sectores de la cancha, y el sistema, con dos puntas (Ermini y Defrancesco) cayó muy bien.
Fue el mediodía soñado. Fue una película, con final feliz. Y ahora, a pensar en las dos primeras finales que ya se vienen…