Lula y Bolsonaro cerraron campañas y comenzó una electrizante veda electoral
Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro cerraron este sábado sus campañas de cara a los comicios presidenciales que se celebrarán este domingo con una recorrida por San Pablo, la ciudad más grande del país y, por ende, con mayor caudal de votantes.
Una vez concluidos los actos, el país ingresó a la veda electoral entre bocinazos, cánticos y reparto de panfletos que, de acuerdo a distintas crónica periodísticas, generaron un clima que pocas veces en la historia democrática nacional se observó.
En Río de Janeiro, por ejemplo, distrito afín al bolsonarismo, distintos comerciantes recorren las calles para vender caretas del ultraderechista o banderas con la leyenda «Bolsonaro presidente», pero también los hay con «volta Lula» (vuelve Lula).
A diferencias de otros países en donde se prohíben manifestaciones partidarias de ese tipo, la legislación brasileña solamente impide este tipo de expresiones en los medios de comunicación y la divulgación de encuestas por parte de las consultoras.
Lula, a bordo de una camioneta
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) y favorito en los últimos sondeos se mostró subido en una camioneta, en la «marcha de la victoria» por San Pablo.
Seguido por sus militantes con cánticos como «¡Brasil, urgente, Lula presidente!», el progresista recorrió parte de una arteria cercana a la emblemática Avenida Paulista, escenario de las históricas manifestaciones en la megalópolis.
Bolsonaro y su caravana de motos
En tanto que el ultraderechista Bolsonaro encabezó, a unos cinco kilómetros de la Avenida Paulista, una caravana de motos con miles de simpatizantes que en encargaron de alentarlo con el «rugir» de los motores.
Con chaqueta negra y sin casco, el que encabeza el Partido Liberal (PL) siguió con los suyos hasta Parque Ibirapuera, pulmón verde de Sao Paulo, en donde lo esperaban a pie otro grupo nutrido de simpatizantes.
A lo largo de la vía, vestían camisetas amarillas y verdes y ondeaban banderas de Brasil, aplaudían, pitaban y pedían selfies con el mandatario.
Ambito