Breve reflexión sobre el caso Nisman
En su desesperación por mover en su favor el amperímetro de las encuestas, la oposición está haciendo cualquier cosa con la muerte del fiscal Nisman.
No es casualidad que quienes hoy hacen uso y abuso de la libertad, sean los mismos que cuando estuvieron cercenadas las libertades individuales en nuestro país, no sólo no hicieron nada para recuperarla, sino que hasta colaboraron con la dictadura genocida.
Esos personajes son los que ahora están llevando a cabo una acción destituyente contra el gobierno Nacional. Bien dijo la presidenta: “…la operación contra el gobierno nunca fue la denuncia de Nisman, sino la muerte del denunciante”. Y es lógico la denuncia es un disparate, si el gobierno hubiese querido encubrir a supuestos responsables iraníes en el atentado a la AMIA le hubiera bastado con “hacer la plancha” como hicieron anteriores gobiernos.
No hubo intercambio comercial, no hubo petróleo iraní, no se eliminaron las alertas rojas de Interpol, nada de lo que le hicieron denunciar a Nisman fue verdad.
¿Cómo no suicidarse?. Reconocemos que hay un accionar mafioso en todo el entramado de este hecho, pero también creemos que de ninguna manera se puede descartar el suicidio, porque la muerte del fiscal se produce un día antes de concurrir al Congreso y apenas horas después de haber repasado -leído- el texto de una denuncia que ni siquiera habría escrito él. Quizás fue el momento cuando tomó conciencia del papelón político y jurídico al que quedaba expuesto.
Esta circunstancia, la repentina toma de conciencia por parte del fiscal Nisman, es lo que nos obliga a no descartar totalmente a la hipótesis del suicidio, aunque reconocemos que la muerte del fiscal es lo que más le convenía a la oposición política y mediática que pretende desestabilizar a un gobierno elegido con más del 54% de los votos.