“TODO TIENE QUE VER CON TODO”: El Fondo Monetario Internacional y las “Qunitas”
Después de diez años, ayer por primera vez llegó a nuestro país una misión del Fondo Monetario Internacional para monitorear las cuentas públicas, en otras palabras, para controlar lo que el súbdito hace con los dineros que su patrón le presta ya que la Argentina de Macri en sólo nueve meses se endeudó a un ritmo nunca visto en los últimos 20 años. Entonces es hasta lógico y razonable que los personeros de la usura mundial cuiden lo que se hace con sus dólares, no sea cosa que se destinen en beneficios al pueblo.
Porque esta Argentina gobernada por el macrismo y sus socios radicales, si hoy se puede endeudar, es porque Macri encontró un país desendeudado.
Pero la cuestión que el FMI ya está en el país y, como todo tiene que ver con todo, el gorilaje no quiere dejar rastros de lo popular que ellos llaman populismo y es por eso que, un juez funcional al macrismo como el impresentable de Bonadio, ordenó ahora incinerar más de 60 mil kits del programa “Qunitas”, porque prefieren su destrucción antes que, tener que entregárselos gratuitamente a madres de menores recursos y si de jueces funcionales hablamos, no podemos pasar por alto a Ercolini, que es rápido para llamar a indagatoria a CFK por el tema de la obra pública en Santa Cruz, pero desde hace diez años que tiene cajoneada la causa de Papel Prensa, en la que sí cuenta con suficientes elementos no ya para indagar, sino además para procesar a Magnetto, Mitre y Herrera de Noble. Eso es el neoliberalismo, eso es “Cambiemos”, los que ahora firman acuerdos con Gran Bretaña, c.. en los 649 soldados argentinos muertos en Malvinas y en las miles de víctimas de la post-guerra; esa es la gente con las que, incluso algunos dirigentes que se dicen peronistas, están consensuando, pretendiendo ignorar un pequeño detalle que hace al lugar que actualmente ocupan, porque si hoy ellos son dirigentes políticos o más bien funcionarios (intendentes, legisladores, gobernadores) es porque hubo una generación, la de los años 70, que no tuvo la misma vocación conciliadora y terminó pagando con sangre la recuperación de una democracia que ahora esta dirigencia usufructúa aun sin respetar la voluntad popular de sus electores y recostándose para donde más caliente el sol.