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Hay quienes pretenden imponer a Manes como la renovación de la política

El precandidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires con «Juntos UCR» estuvo este jueves en Salto, donde encabezó un acto partidario a modo de virtual lanzamiento de campaña, con la mirada puesta en las PASO 2021.
El encuentro, al que asistieron alrededor de medio centenar de personas, tuvo lugar en la intersección de calles Bernardino Esperanza y 9 de Julio, a escasos cuarenta metros del domicilio de la madre del neurocientífico, allí donde gran parte del año 2019, la Policía local mantuvo día y noche una custodia con móviles y efectivos para cuidar vaya uno a saber qué o a quién, pero «la orden venía de arriba» y no había más remedio que cumplirla, aunque para ello la Fuerza tuviera que mentir acerca de un supuesto enfrentamiento de barras entre los clubes Compañía y Defensores, cosa que le pudo haber servido al comienzo pero con el correr de los días nadie lo creyó.
Ahora, ya en campaña, Facundo Manes estuvo flanqueado por su hermano, el abogado Gastón Manes y algunos vecinos de Salto, entre ellos el Sr. Néstor Rollin, hombre laburante y honesto como el que más. No vino con Bettina Bulgheroni, como hace años cuando visitó la Escuela 29, tampoco con Ernesto Sanz y Luis Majul, como cuando presentó su libro en el Colegio San Martín.
Vino y habló de la necesidad de cambiar una Argentina que atraviesa una profunda crisis sanitaria, económica, social y educativa, aunque evitó mencionar las causas de ese estado de situación, habló de la moral, de la ética, de cuando volvió al país y se quedó a pesar de la crisis de 2001.Pero no habló de «1810», y no nos referimos precisamente a los albores de la patria, sino al partido político que junto a una puñado de profesionales y empresarios de la época el hoy precandidato a Diputado fundó a comienzos de 2001.
Facundo Manes integró la cúpula del Grupo 1810, primer partido político nacido al ritmo del «Que se vayan todos » , el cántico de los cacerolazos, allá por el mes de febrero de 2001. Como partido no tuvo mayor trascendencia, más allá de la carta que sus fundadores, entre ellos Facundo Manes, enviaron al entonces presidente norteamericano, George W. Bush, para que no aprobara envíos de dinero a la Argentina mientras ésta no completara las «reformas estructurales» pendientes que exige el Fondo Monetario Internacional, especialmente la reducción del gasto público y la reforma política.
En una nota publicada entonces en diario La Nación, textualmente se lee:
¿Por qué a Bush le importaría su opinión? Entre otras razones argumentan, porque pueden exhibir posgrados en universidades de los Estados Unidos e Inglaterra y, por lo tanto, un «conocimiento del mundo» del que los políticos
argentinos supuestamente carecen. «Duhalde se maneja con una cultura barrial. (La clase política) es gente muy limitada, no entiende el pensamiento de un yanqui. Cree que lo va a seducir con una chicana barrial. Hay que conocer el mundo», explicaba entonces Facundo Manes, de 33 años, neurólogo con diploma de Cambridge.
Facundo Manes goza de un bien ganado prestigio como neurocientífico, pero cualquiera sabe que la política es otra cosa. En fútbol Maradona fue el mejor del mundo, pero sólo en fútbol, no confundir gordura con hinchazón, dice el refranero popular.