Mujeres que pelearon en Vuelta de Obligado serán reconocidas 176 años después de la batalla
Una placa dedicada «a las mujeres protagonistas de las luchas en defensa de la soberanía» se instalará este sábado en el parque histórico Vuelta de Obligado, sobre las barrancas del río Paraná, para recordar a las mujeres anónimas que combatieron contra la flota anglofrancesa el 20 de noviembre de 1845, algunas de ellas muertas en batalla, cuyos nombres se olvidaron o están inmersos en el debate historiográfico a partir del rescate de la transmisión oral, entre ellas Petrona Simonino, lugareña de San Nicolás.
La iniciativa de realizar un homenaje a las paisanas, criollas y afrodescendientes, voluntarias que en buena medida formaban parte de lo que por entonces se llamaba «bajo pueblo» y que lucharon contra los buques de guerra ingleses y franceses desde las fuerzas auxiliares de la Confederación, surgió del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires.
La participación de esas mujeres en el enfrentamiento contra las dos potencias más poderosas de la época está registrada en documentos históricos, como el parte que el segundo jefe de la Confederación argentina que estaba al mando del combate, el coronel Francisco Crespo, envió al edecán de Juan Manuel de Rosas al día siguiente de la batalla.
En el anteúltimo párrafo del texto escrito desde el campamento de las fuerzas del Departamento del Norte de la provincia de Buenos Aires, Crespo redactó: «También han muerto con heroicidad varias virtuosas mujeres, que se mantuvieron en este sangriento combate, al lado de sus esposos, hijos o deudos, socorriendo a los heridos, y ayudando a los combatientes en la defensa del honor argentino».
El novelista, médico e historiador Mario «Pacho» O’Donnell dedicó uno de sus libros («La Gran Epopeya», publicado en 2010) a investigar y narrar el desigual combate, que comenzó el 20 de noviembre de 1845 a las 8:43 en un recodo del Paraná, donde el río se hace más angosto, a la altura del paraje de Obligado, 30 kilómetros al norte de San Pedro.
Al referirse a la presencia de mujeres en la batalla, O’Donnell llegó a individualizar a María Ruiz Moreno, Josefa Ruiz Moreno, Prudencia Porcel, Carolina Núñez, Francisca Nabarro, Faustina Pereira y Petrona Simonino, cuyos nombres empezaron a repetirse a partir de ese momento en diversos escritos y homenajes, como el que organizó en su memoria el Concejo Deliberante de San Pedro en el año 2012.
La recuperación de biografías de mujeres que protagonizaron acontecimientos trascendentes pero cuyas experiencias no aparecen en los libros es uno de los objetivos de la historiografía con perspectiva de género, en la que han hecho contribuciones historiadoras como Araceli Bellota, Dora Barrancos y Mirta Lobato, entre otras.
Sobre estos debates, la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad bonaerense, Estela Díaz, aseguró que la colocación de la placa en reconocimiento a las mujeres que lucharon en Vuelta de Obligado es un gesto simbólico que apunta a reforzar «toda la tarea que hay por hacer» para recuperar «las historias borradas y perdidas».
«Cuando buscamos referencias históricas de las mujeres que participaron de combates, siempre aparecen como ‘valientes’ o con alguna otra calificación de ese tipo, con valoraciones morales, como si fuera necesario resaltar algún supuesto virtuosismo para justificar que las mujeres estaban allí, peleando, junto a los varones», reflexionó con punzante ironía.
La funcionaria, sin embargo, aclaró que las combatientes que empuñaron fusiles o que colaboraron con los artilleros en medio de la metralla -como Simonino, las hermanas Ruiz Moreno o Faustina Pereira- no integran el único grupo poblacional invisibilizado en los libros de historia, sino que «los sectores populares en general, y los mestizos y afrodescendientes en particular, también han sido negados pese a haber sido protagonistas de hechos claves».
Este panorama empezó a ser revertido en los últimos años con libros como «¡Viva el bajo pueblo!», de Gabriel Di Meglio (2006), que dirige el Museo Histórico Nacional y resguarda un patrimonio que cuenta con objetos reales usados en el combate de Obligado, como una bandera de la Confederación capturada por los ingleses y luego devuelta (inventario 2568) que se distingue por sus dos franjas azul oscuro sobre una más ancha blanca con cuatro gorros frigios y un cara roja con ocho rayos.
Otras iniciativas que han hecho su aporte para recordar a quienes parecen «borrados» de la historia provienen de la investigación sobre el terreno, como la desplegada por el Proyecto de Arqueología Histórica y Estudios Pluridisciplinarios de la Universidad Nacional de Luján.
Desde hace años, un equipo dirigido por el doctor en Arqueología Mariano Ramos realiza un relevamiento terrestre y subacuático en el famoso recodo del Paraná y en las dos orillas que fueron escenario de la batalla, lo que en agosto de 2020 permitió localizar «in situ» siete eslabones originales de las cadenas que se cruzaron entre Buenos Aires y Entre Ríos para impedir el paso a los barcos ingleses y franceses.
Una de las integrantes de ese equipo es la antropóloga Alejandra Raies, quien este sábado llegará otra vez hasta el parque histórico natural «Vuelta de Obligado» para participar del homenaje a las mujeres de los poblados de San Nicolás y San Pedro que combatieron allí y, finalizada esa actividad, para continuar las tareas de excavación que se desarrollan en el lugar.
«La placa que se va a poner es en conmemoración de siete mujeres, pero las que participaron en la batalla deben haber sido muchas más, lo que pasa es que la historia nunca pone los nombres. Lo que está claro, y lo demuestran los documentos, es que en Obligado las mujeres cargaron pólvora, pelearon a caballo y en las baterías, estuvieron en la línea de fuego», contó Raies, quien se especializó en arqueología en la Universidad de Rosario pero vive en Ituzaingó.
Télam