Todos los ciudadanos, ¿somos iguales ante la Ley ?
Innegablemente la respuesta es NO, una cosa es si sos un pobre gaucho sobreviviente del sistema y otra muy distinta si sos una persona de fortuna y además te identificas políticamente con el neoliberalismo de JxC.
Si bien el refranero popular dice que «para muestra basta un botón», por las dudas no sea suficiente te agregamos tres botones más y te recordamos cuatro casos emblemáticos como para que tengas una idea de qué clase de justicia tenemos en el país.
Cuando el poder económico y político practicaba una absurda persecución judicial contra la ex-presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el entonces Juez Federal Claudio Bonadío la llegó a citar a prestar declaración indagatoria hasta ocho veces en un mismo día, CFK se presentó en todas, jamás la ex-presidenta puso reparos.
Muy distinta fue la actitud del todavía fiscal federal Juan Carlos Stornelli, que incumplió ocho llamados a indagatoria efectuados por el entonces juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla.
En 2017 el juez Ariel Oscar Lijo no sólo ordenó la prisión preventiva del ex-vicepresidente Amado Boudou, sino que, en complicidad con el poder mediático, se ocupó de hacer tomar y difundir las imágenes de esa detención cuando Boudou era sacado en pijama de su domicilio. El ex-vicepresidente jamás había eludido el accionar de la justicia.
En marzo del corriente año la jueza María Romilda Servini citó a prestar declaración indagatoria a uno de los principales operadores de la mesa judicial macrista, el abogado Fabián «Pepín» Rodriguez Simón. Nunca se presentó, actualmente se dice que está en Uruguay y sobre él pesa una pedido de captura nacional e internacional.
Y lo más reciente, el juez Martín Bava llamó a prestar declaración indagatoria a Mauricio Macri. Lo hizo en dos oportunidades y en ninguna de las dos el ex-presidente se presentó.
Con el precedente sentado por Macri y sus secuaces, queda demostrado que en Argentina no todos los ciudadanos son iguales ante la Ley.
Y lo que resulta más paradójico, es que en muchos casos, el mismo ciudadano de a pie, ve como sujeto causante de la «inseguridad» al pobre gaucho que roba una bicicleta o una garrafa, mientras el que roba miles de millones de dólares y se los lleva a guaridas fiscales, sigue siendo doctor o ingeniero y dirigente político al que no le caben las generales de la ley.